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Inundaciones en Brasil: al menos 75 muertos y 100 desaparecidos

El gobernador Eduardo Leite calificó la situación de «dramática» y «absolutamente sin precedentes», mientras que Defensa Civil indicó que la destrucción es incalculable.

El saldo por la catástrofe climática causada por fuertes lluvias en el sur de Brasil se sigue agravando con el paso de las horas, por lo que las autoridades y vecinos se enfrentan a un desafío contrarreloj para intentar evitar una tragedia aún mayor a la que ya vive el estado brasileño de Rio Grande do Sul. En ese sentido, ya son 66 las víctimas fatales y 101 los desaparecidos, a lo que se suma que 80.000 personas fueron desalojadas, según las autoridades.

Si bien las lluvias son intermitentes en Porto Alegre este domingo, las aguas avanzan incontenibles sobre la metrópoli. Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,30 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941.

La destrucción es incalculable, según Defensa Civil. El número de desaparecidos va en aumento con 101 personas, a lo que se sumaron 155 heridos. Además, el desastre obligó a 80.500 personas a dejar sus casas, siendo que al menos 15.000 se encuentran en refugios. El aislamiento de algunos municipios hace temer cifras aún más trágicas.

El gobernador Eduardo Leite, que este domingo recibirá al presidente Luiz Inácio Lula da Silva por segunda vez desde que se declaró la tragedia, calificó la situación de «dramática» y «absolutamente sin precedentes». En tanto, el ministro de Comunicación de la Presidencia, Paulo Pimenta, indicó que esta jornada «será un día clave para los rescates».

El estado necesitará una especie de «Plan Marshall» para ser reconstruido, afirmó Leite. Sin embargo, eso será para después de que las aguas bajen y cuando las lluvias paren.

Ahora, la preocupación es por el abastecimiento de víveres y la continuidad de la cadena productiva en este estado agropecuario, quinto PIB de Brasil y uno de los más pujantes del país.

Sumado a esto, la excepcional situación tiene a la ciudad prácticamente sitiada. La Policía Rodoviaria señaló a la AFP que la llegada desde el sur está cortada a unos 15 km de distancia, mientras que por el norte aún se logra acceder a la urbe.

En tanto, el aeropuerto internacional de Porto Alegre suspendió el viernes sus operaciones por tiempo indeterminado, a lo que se agrega que la electricidad también va desapareciendo por zonas y que más de un millón de hogares en la región están sin agua. En ese sentido, el alcalde de Porto Alegre, Sebastiao Melo, urgió a la población a racionar el agua, después de que cuatro de las seis plantas de tratamiento de la ciudad tuvieran que ser cerradas.

El estado de Porto Alegre y los testimonios de las víctimas
Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se le ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna Porto Alegre, la capital, de 1,4 millones de personas, completamente inundado. Las escenas de gente en los tejados esperando socorro, de pequeños barcos y canoas surcando ríos sobre calles y avenidas o de camionetas 4×4 ayudando en cruces imposibles se repiten una y otra vez.

En esa línea, periodistas de la AFP constataron un incremento del número de las zonas anegadas. Por la noche del sábado, en el popular barrio Sarandí, un estacionamiento de camiones y maquinaria vial estaba totalmente cubierto por las aguas rojizas, y apenas se divisaban los techos de los vehículos.

Rosana Custodio, una enfermera de 37 años, es una de las miles de víctimas del desastre. La inundación la obligó a abandonar su casa en Porto Alegre y desde entonces vive una pesadilla, aunque logró refugiarse en el hogar de su suegra en un inicio.

«El jueves sobre la medianoche las aguas comenzaron a subir muy rápido. (…) En la desesperación salimos en busca de un lugar más seguro. No podíamos caminar. (…) Mi esposo puso a mis dos pequeñas en un kayak y remó con una (caña) tacuara. Yo y mi hijo nadamos hasta el final de la calle y comenzamos a caminar con el agua al cuello», relató a la AFP.

Se refugiaron en la morada de su cuñado, en Esteio, localidad al norte de Porto Alegre, pero el viernes la historia volvió a repetirse. La familia fue rescatada por «una lancha de amigos» y. desde entonces, se encuentra con su familia en un refugio. «Perdimos todo lo que teníamos», se lamentó la mujer.

Desde el Vaticano, el Papa elevó sus «plegarias para la población del estado de Rio Grande do Sul en Brasil, golpeado por grandes inundaciones». «El señor tiene en su corazón a los difuntos, conforta a los familiares y a quienes debieron dejar sus casas», señaló el pontífice.

Consecuencia del cambio climático
Es el «cóctel desastroso» del cambio climático y el fenómeno meteorológico de El Niño que favoreció las lluvias devastadoras que golpean el sur de Brasil y otros eventos extremos, aseguró a la AFP el climatólogo brasileño Francisco Eliseu Aquino.

Porto Alegre, una ciudad fundada por inmigrantes portugueses en 1772 y ubicada en medio de una enorme cuenca hidrográfica, se desarrolló al influjo de su puerto, que fue clave para el crecimiento de Brasil, reseña en su web la Corporación Andina de Fomento (CAF). Hoy esa bendición se convirtió en desgracia, haciendo que el país sufra la peor inundación de su historia.

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Fuente: Perfil.com