El Gobierno nacional enfrenta una creciente preocupación en la Casa Rosada tras una serie de derrotas legislativas que dejaron en evidencia su fragilidad en el Congreso. Los recientes reveses en la Cámara de Diputados y el Senado, donde se perdieron vetos presidenciales y decretos clave, han generado un debate interno sobre la necesidad de replantear la estrategia política.
Fuentes libertarias reconocen que se necesita una mejor coordinación para convencer a posibles aliados, aunque por el momento no hay planes de recalcular la relación con los gobernadores ni de acercarse a los aliados que se alejaron tras el cierre de listas.
Aunque el ministro Guillermo Francos intentó presentar como un “empate” la única victoria del oficialismo —mantener el veto a la suba de jubilaciones—, el balance de las últimas votaciones es negativo. El presidente Javier Milei, por su parte, responsabilizó exclusivamente a la oposición por tener de “rehén” al Congreso, mientras que en privado crecen los pedidos para revisar la estrategia.
Las recientes derrotas parlamentarias, que coincidieron con la caída de los bonos argentinos, provocaron un cambio en las expectativas del Gobierno. El foco ya no está puesto en el recambio legislativo de diciembre, sino en los resultados de las elecciones nacionales de octubre, que, según funcionarios, disiparán la incertidumbre y proyectarán la fortaleza necesaria para estabilizar la agenda política.