Lanús no pudo con Gremio en la primera final de la Libertadores
El fútbol de posesión parece desenfadado y por lo tanto las libertades podrían aflorar ante un menor apego a lo establecido, pero nada de esto es así ni para el Manchester City de Pep Guardiola ni para este Lanús de Jorge Almirón.
Todo está sujeto a un libreto, a movimientos preestablecidos y trabajados con rigurosidad, algo que se comprobaba cuando algo resultaba equivocado en la construcción de juego «granate», porque hasta los propios suplentes gesticulaban no solamente marcando el error, sino registrando cual tendría que haber sido la acción correcta.